La palabra en la radio

La palabra, la voz de alguien que nos cuenta algo, es ya suficiente para encender nuestra imaginación. Pero para que tenga surja el efecto de deseado de incitar a la escucha hay que respetar algunas reglas o técnicas. De otro modo, puede que el oyente se aburra, o simplemente se distraiga con otra cosa.

  • Escribir de una forma clara y concisa. Usar frases simples, con una estructura básica: sujeto – verbo – predicado. Huir de las oraciones subordinadas y convertirlas en dos simples.

  • Vocalizar. Las primeras veces que nos pongamos ante un micrófono siempre nos va a dar vergüenza, pero debemos intentar no correr y tragarnos las sílabas. Todo lo contrario, hay que pronunciarlas claramente, ya que el oyente no dispone ni de nuestros gestos, ni de nuestras manos, para ayudarse a entender en mensaje. Un buen ejercicio es leer un texto mordiendo un lápiz, lo que dificulta la movilidad de la lengua, y luego repetir la lectura, esta vez sin obstáculo.

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  • Entonar. Hay que respetar cada signo de puntuación. Los puntos y las comas nos ayudarán a respirar y también a resolver las frases de forma adecuada. Muchas veces, incluso en medios nacionales, oiremos a locutores que resuelven cada dos o tres frases, bajando o subiendo el tono: es lo que se denomina _cantinelas. _Las podemos evitar, intentando leer un texto como si fuéramos extranjeros; franceses, británicos… y luego, leyéndolo sin ningún acento.

  • No correr / Ni dormirse. El ritmo. Cada información o cada programa puede tener un ritmo diferente –no hay más que oír a los locutores de deportes, como van de rápidos-, pero lo cierto es que ni hay que ir tan rápido que no se nos entienda, ni languidecer hasta aburrir.
  • Mantener una actitud positiva o neutral. A veces, incluso en las radios nacionales, llegamos a oír a gente con cierta solemnidad, diríamos que sientan cátedra. Esa actitud resulta repelente, y hay oyentes que no la van a soportar. Por el contrario, una actitud demasiado familiar o de colegueo, resultará también poco efectiva. Se pueden usar estos dos extremos como ejercicio sobre un mismo texto, para finalmente volver a leerlo de una manera neutral.
  • Generalmente, no improvisar. Y si se hace, siempre se debe dominar el tema que se trata, de manera que lo manejemos con seguridad.

Fuente: El lenguaje sonoro: recursos y planos sonoros. http://cefire.edu.gva.es/pluginfile.php/194575/mod_resource/content/0/contenidos/108/index.html

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