Factores comunicativos de la percepción
Básicamente, hablamos de eso que los primeros modelos de la comunicación definían como “conocimiento de los códigos de la misma comunidad de emisores – receptores”.
Del conocimiento y familiaridad con el código sonoro depende que el oyente y el emisor puedan poner en marcha los mecanismos de interpretación del mensaje. El código es el factor clave en el desarrollo y expresión de la relación entre la idea concebida por el emisor y la idea recreada por el oyente como último paso de la resignificación.
Si bien la construcción de este código es una tarea permanente y propia de cada sociedad, el código del lenguaje sonoro no es absolutamente relativo a cada comunidad lingüística. Afortunadamente, casi podemos hablar de un universalismo semántico de la mayoría de los paisajes sonoros. El sonido de una bocina hará suponer al auto en casi todo el mundo, más allá de lo particular de esa bocina.
Estos códigos generales constituyen el imaginario colectivo que es el conjunto de claves, opiniones, mitos y fabulaciones colectivas que dan coherencia al tejido social y otorgan una identidad como comunidad cultural. Su modificación toma mucho tiempo y no se puede controlar a gran escala, sólo influir a escala micro.
Ejemplo: Para un consumidor de Los Simpsons el sonido a grillos sobre un fondo de silencio ya es sinónimo de “soledad” o “abandono”, mientras para alguien que jamás los haya visto podría significar “naturaleza” o cualquier otra cosa. El uso que los creadores de Los Simpsons hacen de ese sonido ya es unívoco para su público... pero el sonido “en sí” es simplemente el de los grillos. Lo que hace el puente entre “grillos” y “soledad” o “abandono” es el uso reiterado (y ya esperado por el público) de “grillos” para darle fuerza a la idea de que alguno de los personajes de la serie se quedó realmente solo.