6.1. Principios generales
De cara a desarrollar el sentido tonal (la capacidad de cantar dentro de una tonalidad, sintiendo en todo momento su tónica), es de capital importancia que el niño sepa organizar las melodías, tanto las que le vienen dadas como las que él mismo crea. Debe sentir la organización de las frases, no por el número de compases sino por su natural devenir en el discurso, planteado desde el principio estructuras sencillas del tipo pregunta y respuestas, o tema con variaciones.
La inmensa mayoría de las canciones infantiles y populares están organizadas en frases de cuatro; la primera (si no hay introducción) suele ser el tema principal de una duración de 2 a 4 compases generalmente, al segunda suele ser la respuesta contrastante tanto melódica como rítmicamente y de la misma duración, la tercera frase es el lugar de desarrollo, donde tenemos mayor espacio para la creatividad y alejarnos del motivo principal de la canción o la melodía y, por último, la conclusión que acaba en la tónica, puede recordar al primer motivo melódica o rítmicamente y suele ser contrastante con el desarrollo.
Esta estructura se amplía habitualmente con otras cuatro frases (un segundo “cuadrado”) en cuyo caso hay un espacio mayor para los giros melódicos o armónicos más complejos, especialmente entre la cuarta y la quinta frase, es decir, entre el primer y el segundo cuadrado, teniendo la mayoría de canciones populares un punto de tensión en este punto.
Para desarrollar la cuadratura en los niños es de suma importancia dar modelos claramente estructurados a la hora de reproducir motivos melódicos, siempre sencillos y asequibles a su memoria melódica. De la misma manera hemos de hacer un análisis formal de las canciones que cantamos con ellos, para que el aprendizaje sea fluido y efectivo, escuchando y reproduciendo frases claramente delimitadas de las mismas. Como veremos en el segundo módulo también se puede desarrollar la cuadratura y el sentido de la forma a través del ritmo y el movimiento corporal.