11 Conclusiones

De manera general tenemos asociado el mundo melódico a la voz y la sensibilidad, y cuando hablamos de melodía, aunque no seamos expertos en la materia sabemos de alguna manera que conceptos como la afinación y el tono están relacionados. Por el contrario nos es más complejo asociar términos al mundo rítmico. Un niño que canta bien, afina bien, ¿y un niño que tiene un buen sentido rítmico, ¿“ritmea” bien? He aquí donde hemos de hacer una reflexión para descubrir la profundidad física del ritmo, desde el movimiento del mundo que nos rodea (el mundo de las esferas platónico) hasta el movimiento más sutil de la práctica instrumental.

Como hemos visto a lo largo de este módulo, nuestro cuerpo y su movimiento está ligado indisolublemente a las bases de la rítmica. Hacemos ritmo cuando andamos, corremos, respiramos, etc. El trabajo físico a la hora de desarrollar el ritmo en nuestros alumnos es fundamental y hacerles descubrir su propio “tempo” y entrar en contacto con su ritmo interno una de nuestras primeras misiones.

Agilidad, vivacidad, plasticidad, impulso, relajación y flexibilidad, son entre otros ideas y conceptos que tenemos que interiorizar a la hora de realizar ritmo con nuestro alumno, alejándonos de la rigidez que puede suponer la lectura en la pauta con la voz. Hemos de darle el impulso y aliento necesarios a cada motivo rítmico, dotándolos de la vida necesaria para que cobren sentido.

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